martes, 16 de junio de 2015

Nuestro amado y odiado Game of Thrones


Me encanta toda esta polémica que ha causado GOT. Luego de la trasmisión del último capítulo de la quinta temporada, las redes sociales iban a estallar. Muchos fans, indignados y horrorizados por la “inesperada” muerte del Comandante Jon, hizo que grupos en Facebook, twitter y alguna otra red social iniciaran las discusiones sobre el tema. Muchos con distintos puntos de vista, entre ellos abundaban las siguientes:

-Lo tenía merecido por traicionar a la Guardia.
-Era mi favorito ****. 
-Pobre Jon.
-Que lo reviva Melisandre.
-Que se jodan no veo más ésta ****.

Entre todas, las que más llamó mi atención fue la cantidad de insultos y odio desbordado que mostraron hacia Martín y los directores de la serie. Como podemos notar, ésta es una historia amada y odiada. Ahora bien, no vengo a descifrar escenas ni a entender personajes ni a hacer hipótesis del futuro incierto de los personajes. Tampoco a apostar por quién vive o muere, sino a plantear la idea del poder que tiene GOT sobre sus fans. Personalmente, ya había pasado mucho tiempo desde que alguna serie o libro  me hiciera impresionar tan intensamente como lo hace GOT. Es decir, cuando sucede algo inesperado salto del sofá gritando barbaridades como si estuviese jugando algún videojuego imposible. Me atrevo a decir y a afirmar con devoción que Martín se salió excesivamente del canon establecido por las clásicas historias medievales y hasta las de Tolkien. Me parece fantástico, estoy viendo algo nuevo y fresco sin caer en los mismos finales posibles, ni en los mismos felices por siempre donde el héroe se queda con la princesa y con el castillo.


He comprendido que el Mundo ficticio de Martín es muy similar al nuestro en aspectos humanos e históricos; esto no es sorpresa ya que él mismo ha confesado basarse en algunos personajes de la historia. Muchos piensan que no sabe a dónde va y otros piensan que sólo asesina a personajes a diestra y siniestra por llamar la atención y tener más dinero. El caso es que no importa ninguna de las dos; solo él sabe lo que tiene en la cabeza y lo que desea hacernos sentir. Lo importante en estos momentos es que las historias se han metido por caminos completamente diferentes, haciendo cambios y tomando decisiones verdaderamente impertinentes para el espectador. Decisiones que nos dejan un sabor amargo en la boca y que nos hace sentir defraudados porque nuestro personaje favorito no alcanzó el estado de gloria o de venganza que nos habíamos imaginado. 



Ahora bien, ya teniendo claros, al menos, el sentido social e histórico que se mezcla en el Mundo Poniente, tenemos que comprender ya a estas alturas de la vida (temporadas) que no todo será como lo deseemos o lo imaginamos.

Sinceramente me alegra que Martín no se ande paseando por las calles de ninguna ciudad, sino más de uno le escupiría en la cara y le lanzarían comida y piedras, similar a los que le ocurrió a la leona (Cersie). He aquí el punto esencial en el que se basa (según yo) Martín. Él refleja el verdadero ser humano,  sin galantería, sin elegancia… en su máximo esplendor humano: o eres valeroso y justo o pérfido y te las arreglas para sobrevivir, pero no vendrá ningún Dios Homérico a salvarte.

Otro punto resaltante es: en nuestro mundo real, a través de los siglos, han muerto personas importantes en la historia y seguimos andando. ¿Por qué sorprendernos cuando ocurre lo mismo en Poniente? Se ha demostrado “científicamente” que las decisiones que tomamos (sea cual sea) no siempre nos llevará a portar una corona en la cabeza  ni mucho menos a posar nuestras hermosas nalgas sobre un trono de hierro, la vida es pisar charco y si tomamos las decisiones equivocadas, pisarás estiércol.

Esta no es solo una evolución notable en la literatura fantástica, sino también para la literatura narrativa en general. Ya sabemos que la princesa es rescatada por el príncipe o por ella misma, ya sabemos que Frodo quemará el anillo, también que Superman salvará al mundo o que nos podemos salvar de un ataque alienígena. También que el personaje principal llega al final y es feliz. ¿Por qué Jon tiene que terminar feliz después de haber traicionado a la guardia? ¿Por qué vivir luego de no escuchar concejos?
         César nunca imaginó que moriría apuñalado. Kennedy no se imaginó que le dispararían en la cabeza. El último zar pensó que era enviado por Dios.  Podremos tener las mejores o peores intensiones, pero las decisiones que tomamos son cruciales para definir el futuro. Esto, lo ha demostrado muy bien Martín, tal vez consciente o inconscientemente, sin embargo, allí está. 

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